martes, 17 de enero de 2012

Las Siete Fases de la Sanación

LAS SIETE FASES DE LA CURACIÓN

Observando a las personas durante el proceso curativo, comprobé que este proceso no equivale nunca a una
curva uniforme y ascendente hacia la salud. Las más de las veces, mis clientes experimentaban una mejoría in-
terna inmediata. Más tarde, parecían tener una regresión. Llegados a este punto, en resumen, disfrutaban de una mejor salud.
Constaté asimismo que las personas pasan por distintas fases a lo largo de su proceso curativo. Estas fases
forman parte del proceso de transformación humana normal. La curación requiere cambios mentales, emo-
cionales y espirituales, así como un cambio fisico. Cada persona debe revalorar su relación con los aspectos
implicados en un proceso curativo personal y fijarlos en un nuevo contexto.
Ante todo, la persona debe admitir que existe un problema y permitirse experimentarlo. Tiene que abandonar
la negación de su situación. Observé que cada vez que una persona experimentaba un «empeoramiento»,
abandonaba su negación y tomaba conciencia de otro aspecto del problema. Muchas veces, los pacientes
creían que estaban irritados porque estaban empeorando. En realidad, estaban irritados ante la perspectiva de afrontar más cosas.
La mayoría de pacientes buscaban entonces una forma de facilitar la labor; querían una salida fácil. Muchos
de ellos decían cosas como: «Ya he trabajado bastante en esto», o bien «Oh, no, otra vez esto no». Por último, si la persona decidía profundizar más, manifestaba su voluntad de pasar al siguiente asalto mediante
expresiones: «Muy bien, sigamos adelante».
La curación, como la terapia, es un proceso cíclico que arrastra a una persona en una espiral de aprendizaje.
Cada ciclo exige una mayor aceptación de sí mismo y más cambios a medida que se profundiza cada vez más
en la naturaleza verdadera y nítida del ser real. La distancia y profundidad a que podemos acceder depende
por entero de nuestra libre elección. La forma de emprender el viaje espiral y el mapa de carreteras que use-
mos es también una elección libre. Y es lícito que así sea, puesto que cada camino es distinto.
Toda enfermedad requiere un cambio dentro del paciente para facilitar la curación, y todo cambio exige la
liberación, la rendición o la muerte de una parte del paciente, ya sea un hábito, un trabajo, un estilo de vida, un
sistema de creencias o un órgano fisico. Así, usted, como paciente/autosanador, experimentará los cinco
estadios de la muerte que la doctora Elisabeth KüblerRoss describe en su libro On Death and Dying (Sobre la muerte y los moribundos). Son la negación, el odio, la negociación, la depresión y la aceptación. Discurrirá también por otras dos fases: el renacimiento y la creación de una nueva vida. Son una parte natural del proceso curativo. 

La primera fase de la curación: Negación  

La necesidad de la negación existe en todo el mundo en determinadas ocasiones. Todos tratamos de estar
-o simulamos estar- exentos de las experiencias más difíciles de la vida. Recurrimos a la negación para
mantener esta pretensión porque tenemos miedo. Creemos que no podemos soportar algo, o simplemente
no queremos hacerlo.
Si usted cae enfermo, probablemente usará la negación, o al menos una negación parcial, no sólo en la
primera fase de su dolencia o en la confrontación siguiente, sino también más tarde, de vez en cuando. La
negación es una defensa transitoria que le concede tiempo para prepararse para aceptar lo que llegue en
una fase posterior. Sobre todo si precisa un tratamiento severo, es probable que sólo pueda hablar de su
situación durante un tiempo limitado. Luego sentirá la necesidad de desviar la conversación hacia temas más
agradables o incluso fantásticos. Esto es perfectamente natural. Hay algo que usted teme que aún no está
preparado para afrontar; con el tiempo, lo estará. Concédase el tiempo que necesite.
Usted podrá hablar cómoda y directamente de su condición con algunos miembros de su familia, amigos y
profesionales del cuidado de la salud. Y no será capaz de comentarlo en absoluto con otras personas. Es
más, no tiene por qué hacerlo. Esto tiene mucho que ver con la confianza que deposite en cada persona. Es
muy importante que la tenga depositada en sí mismo. También tiene mucho que ver con los sentimientos de
esas' personas respecto a la enfermedad, a su propio cuerpo, y a la enfermedad que padece usted. Podría
reaccionar a lo que observe en ellas. (Resulta siempre necesario que los profesionales del cuidado de la
salud examinen ' sus propias reacciones a la enfermedad cuando trabajen con sus pacientes. Sus
reacciones se reflejarán siempre en la conducta de los pacientes y pueden contribuir en gran medida al
bienestar o al perjuicio de éstos.)
Recuerde que la negación es un modo de conducta absolutamente normal. No se juzgue cuando la detecte
en sí mismo. Todos la experimentamos, no sólo en la enfermedad sino también en otros aspectos de la vida.
La negación sirve para impedirnos ver lo que no nos creemos preparados para ver o sentir. Es un sistema de
defensa que nos evita volvernos locos. Si su sistema entiende que puede soportarlo, no tiene por qué refu-
giarse en la negación. Tan pronto como esté dispuesto a afrontarlo, saldrá de la negación.
La negación persistente puede resultar muy cara. No obstante, debe tratarse con delicadeza y compasión.
Usted necesitará amor tanto de sí mismo como de los demás para superarla. Así pues, es importante que se
rodee de gente a la que quiera y en la que confíe. Ábrase a su amor y compártalo con ellos siempre que
pueda.Es una  experiencia de compartir lo que permite transformar el miedo en odio y  acceder a la segunda 
fase de la curación.

La segunda fase de la curación: Odio 

Si usted avanza en el proceso curativo, llegará a un momento en el que ya no puede mantener el primer esta-
dio de negación. Entonces tendrá, probablemente, sentimientos de odio, rabia, envidia y resentimiento. Podría
decir: «¿Por qué yo? ¿Por qué no le ocurre a Fulano, que es alcohólico y pega a su mujer?». Comoquiera que
esta clase de odio se desplaza en todas direcciones, probablemente lo proyectará hacia su entorno casi al
azar. Amigos, familiares, sanadores, médicos..., ninguno de ellos le hará ningún bien, y todos ellos empeorarán
la situación. Cuando sus familiares sean blanco de su odio, tal vez reaccionen con pesar, llanto, culpabilidad o
vergüenza, e incluso pueden evitar cualquier contacto con usted en el futuro. Esto podría acrecentar su
malestar y su ira. Llévelos consigo; es sólo una etapa.
Su odio es fácil de entender, puesto que tiene que interrumpir sus actividades cotidianas dejando cabos por
atar. O quizá no sea capaz de hacer cosas que pueden hacer otros, o debe invertir su dinero, que tanto le ha
costado ganar, en su curación en vez de las vacaciones o el viaje que había planeado.
Cualquier persona que se someta al proceso curativo sentirá un cierto odio. Será distinto para cada persona.
Para algunos, será un gran estallido, como en el caso de Bette, sobre todo si no se han permitido estar colé-
ricos hasta entonces.
Prepárese para descubrir que usted está mucho más interesado en negociar de lo que había sospechado
hasta ahora. Todo el mundo lo hace.

La tercera fase: Negociación 

Puesto que el odio no le ha proporcionado lo que quería, probablemente, y de un modo bastante inconscien-
te, intentará negociar y prometerá ser bueno y hacer algo bonito para conseguir lo que quiere. La mayoría de
negociaciones se efectúan con Dios, y generalmente se mantienen en secreto o se mencionan entre líneas,
como puede ser la consagración de la propia vida a Dios o a una causa especial. Debajo suele haber asociado
un sentimiento de culpabilidad. Usted podría sentirse culpable de no asistir a las reuniones de su confesión
religiosa más a menudo. O podría desear el haber ingerido la comida «adecuada», realizado los ejercicios
«adecuados» o vivido de la forma «adecuada». Llegados a este punto, es muy importante localizar y librarse de
esa culpabilidad porque sólo conduce a una negociación más intensa y, más tarde, a la depresión. Encuentre
todos sus «deberías» e imagine que se disuelven en una luz blanca. O entréguelos a su ángel de la guarda o a
Dios. Cuando haya completado su viaje por las siete etapas, probablemente descubrirá un cambio que desea
hacer en su vida pero que no surgirá del miedo, a diferencia del cambio que usted ofrece en la fase de ne-
gociación.

La cuarta fase de la curación: Depresión  

La depresión se refiere al estado emocional que experimentamos cuando nuestra energía es muy baja y
hemos perdido la esperanza de conseguir lo que queremos tal y como lo queremos. Tratamos de fingir que
no nos importa, pero en realidad sí nos importa. Estamos tristes, pero no queremos expresar la tristeza.
Accedemos a un estado de melancolía, y generalmente no queremos interactuar con los demás. La
depresión equivale a reprimir los sentimientos.
Desde el punto de vista del campo energético humano, la depresión equivale a reprimir el flujo de energía a
través de su campo vital. Una parte de ese flujo energético tiene correlación con los sentimientos. Por lo
tanto, cuando pensamos en la depresión, normalmente pensamos en sentimientos represivos.
Existen tres causas que justifican la depresión. Una es el rechazo a negociar, que se ha mencionado ante-
riormente. Consiste en tratar de curarse a sí mismo evitándose y rechazándose por cómo son las cosas, en
lugar de buscar de veras una solución.
La segunda causa son los sentimientos represivos de pérdida. Toda enfermedad exige la renuncia a un
estilo de vida, a una parte del cuerpo fisico o a un mal hábito. Si usted bloquea sus sentimientos de pérdida,
estará deprimido. Si se permite sentir la pérdida y la lamenta, la depresión se irá. Accederá a la aflicción, un
estado completamente distinto. La aflicción es una corriente, un sentimiento de pérdida, en vez de una
represión de sentimientos. Sea lo que fuere lo que ha perdido, debe lamentarlo. Puede experimentar la
aflicción en distintos momentos durante su proceso curativo. Conserve los sentimientos de pérdida cada vez
que surjan. Esto le llevará al estado de aceptación.
Una tercera causa de la depresión son los tratamientos invasores severos como la quimioterapia, la
anestesia y la cirugía que desequilibran los procesos químicos de su cuerpo y le sumen en la depresión.
Cuando el cuerpo restablece su equilibrio fisico, la depresión desaparece. Desde la perspectiva del campo
energético humano, los tratamientos y medicamentos severos detienen, frenan u obstruyen el flujo de
energía normal a través del campo energético. De este modo, usted está deprimido. Cuando los
medicamentos se disipan, el flujo energético se restablece y la depresión se va. La curación con imposición
de manos despeja el campo en la mitad del tiempo normal, y los pacientes salen de la depresión
postoperativa más pronto.

La quinta fase de la curación: Aceptación  

Cuando usted ha tenido suficiente tiempo, energía y concentración para procesar las cuatro fases
precedentes, accede a un estado en el que ya no se siente deprimido ni irritado respecto a su condición.
Habrá podido expresar sus sentimientos previos, su envidia por los sanos, y su odio hacia quienes no tienen
que afrontar la enfermedad. Tal vez querrá que le dejen en paz o comunicarse en formas de ser silenciosas y
no verbales porque usted se está preparando para el cambio. Éste es el momento de llegar a conocerse
mejor, de introducirse en su interior y reencontrarse. Usted se cuestiona los valores con los que ha vivido
que hayan contribuido a crear su enfermedad. Empieza a sentir sus necesidades reales y pretende
alimentarse de formas que no había probado hasta ahora. Tiende a hacer nuevos amigos y puede que se
aleje de algunos de los antiguos, que quizá no ofrmarán parte de la siguiente etapa de su vida. Efectúa los
cambios necesarios en su vida para facilitar su proceso curativo. El proceso se acelera. Usted experimenta
un gran alivio, aunque todavía quede mucho por hacer hasta completar su curación.
Una vez que Karen alcanzó la aceptación, las cosas cambiaron por completo. Entonces lo incluyó todo en
el contexto de satisfacer sus necesidades. De la aceptación de Karen surgió un modo de ejercer un mayor
control sobre su vida concentrándose en sus necesidades. Aprendió a preguntar qué era lo que necesitaba:

El decir la verdad, la verdad de mis necesidades, fue lo que me liberó. Sólo mis necesidades, sin valoración
alguna. Desde el preciso momento en que las pronuncié más a menudo, empezaron a recibir respuesta. ¡Allí
estaba!



La sexta fase de la curación: Renacimiento, un período de emergencia de luz nueva 

La aceptación y la curación conducen al renacimiento, un período de reencuentro consigo mismo de una
forma nueva. Usted quedará encantado con la persona que encontrará allí. En esta fase, necesitará mucho
tiempo de tranquilidad y soledad para llegar a conocerse. Cerciórese de concederse ese tiempo. Acuda a un
retiro silencioso, o vaya unos días de pesca. Quizá necesite unas semanas, o incluso unos meses, de tiempo
personal.
En el proceso de su recuperación, descubrirá que ha revelado partes de sí mismo que han estado ocultas
mucho tiempo. Quizá partes nuevas que usted no ha visto emerger. Habrá mucha luz emergente de su
interior. Contémplela; vea su belleza; huela su fragancia; guste y deléitese de su nuevo yo. Encontrará
nuevos recursos internos que tal vez no ha podido exteriorizar antes. Quizá haya sentido siempre que
estaban allí, pero ahora empiezan a salir a la superficie. Puede ser un verdadero renacimiento para usted.
Usted experimenta todo lo que hay en su vida, tanto el presente como el pasado, en un nuevo contexto. Es
el momento de volver a escribir su historia. Es ahora cuando usted comprende que puede cambiar realmente
su relación con acontecimientos pasados para curarlos. Ocurre automáticamente, porque usted ha cambiado
su actitud ante la vida. Ha cambiado el contexto dentro del cual experimenta su propia vida. Eso es lo que se
entiende por curación verdadera.


La séptima fase de la curación: Creación de una nueva vida  

Todas las áreas de su vida se verán afectadas en cuanto usted avance hacia la curación. Muchas áreas de
cambios y oportunidades que ha anhelado, y que estaban bloqueadas o parecían inalcanzables, se abrirán a
usted. Vivirá más honestamente consigo mismo y encontrará nuevas áreas de autoaceptación que fue
incapaz de mantener en usted anteriormente. Descubrirá en su interior más humildad, fe, verdad y amor
propio. Esos cambios internos conllevarán automáticamente cambios externos. Éstos saldrán de su fuerza
creativa y se extenderán holográficamente por su vida. Atraerá a nuevos amigos. Cambiará de profesión, o
cambiará la actitud con que afrontaba su trabajo. Incluso podría desplazarse a un nuevo domicilio. Todos
estos cambios son muy comunes después de completarse una curación. 

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